Conociendo a Ibn Marwan


Vamos a describir esta imagen

Físicamente es....



Sus rasgos de personalidad son ...





vamos a analizar quién es

Vamos a crear nuestra primera línea del tiempo y vamos a colocar a nuestro personaje en ella

Observa




Ahora os voy a contar una breve leyenda sobre la ciudad de Badajoz.

¿Qué es una leyenda? ¿es lo mismo que un cuento?





            Cuentan los abuelos y los abuelos de los abuelos que habían oído una historia de hace mucho tiempo, de muchos años, sobre un príncipe musulmán y una doncella, hija de un mercader hebreo, muy rico.
           Abd al–Rahman Ibn Marwân, llamado Ibn al–Chilliqi (“el hijo del Gallego”), de origen cristiano y musulmán, más conocido como Ibn Marwân, era un guerrero muy valiente, robusto, rebelde y audaz.
            Ibn Marwân prestaba servicios como oficial en el ejército del emir –gobernador- Muhammad I de Córdoba, la capital de Al-Ándalus (Península Ibérica) y sede de la corte de los califas –reyes- Omeyas. Un problema con el primer ministro del emir le hizo huir hacia los territorios extremeños, de donde era originario, iniciando una gran guerra contra el poder de los Omeyas. Fue vencido en la fortaleza de Alange y tuvo que rendirse ante los ejércitos del emir. Después, armó un gran ejército y realizó expediciones por muchos territorios, llegando hasta lugares muy lejanos y conquistando castillos y alquerías. A consecuencia de esto su nombre se hizo tan famoso que vino a ser el jefe de todos los rebeldes de Occidente.
            Ante tales hazañas los gobernadores de Mérida le nombraron capitán de los ejércitos musulmanes y le recibieron con honores.    
            En su vivir diario en Mérida conoció, en una fiesta, a una joven doncella muy bella cuyo padre era un mercader hebreo muy rico por la que se sintió atraído. La joven llamada Judith era muy admirada y alabada por los poetas. Tenía los ojos verdes, la piel muy fina y blanca y con un cabello negro muy largo. También ella se sintió atraída por el poderoso guerrero que se distinguía perfectamente entre los presentes por su porte alto, sus grandes manos y músculos y una piel morena muy castúa.
            Ibn Marwân y Judith, en un principio, se veían a escondidas protegidos por la oscuridad de la noche y las sirvientas que atendían a la joven hebrea. Sus encuentros eran cada vez más frecuentes pero las distintas costumbres y religiones que tenían hacían que pensaran que su amor no llegaría nunca a ser real.  Por ello, continuaban a escondidas sin atreverse a confesar al padre de Judith el amor que sentía el uno por el otro.
            Tantas entradas y salidas hicieron que el padre de la joven se preocupara e incluso desconfiara. Así mandó a algunos sirvientes de su residencia que siguieran a Judith y le contaran todo lo que vieran. Descubiertos por el padre los encuentros entre
 Ibn Marwân y Judith, prohibió a su hija que volviera a ver al capitán  de los ejércitos musulmanes y, como la joven continuaba encontrándose con él, la encerró en una de las salas más altas de su palacio que era uno de los más importantes de la ciudad.
            El padre de Judith pidió a las autoridades que intervinieran y que le ayudaran a romper con esa relación, Ibn Marwân se enfadó e incluso se enfrentó a sus jefes pidiéndoles que no se mezclaran en su vida. No le sirvió de nada porque el padre de Judith era el mercader más rico e influyente de Mérida y al final le amenazaron con quitarle la capitanía del ejército.

            Ante tal situación, una noche Ibn Marwân reunió a sus seguidores y, mediante un plan muy bien tramado, rescató a Judith liberándola de la torre y huyendo los dos con su tropa.

            Llegaron en el año 875 Ibn Marwân y Judith a una aldea en la que se refugiaron con sus soldados y partidarios. Con el tiempo los pocos habitantes de la población se adaptaron bien a las costumbres de los nuevos vecinos y todos juntos, bajo el mandato de Ibn Marwân que se convirtió en rey, empezaron a hacer más grande y hermosa la que sería a partir de ese momento la ciudad de Batalyaws (Badajoz).

            En el cerro de la muela, junto al río Wadî Ana (Guadiana), al Garwr (río subterráneo), iniciaron la construcción de una alcazaba con puertas bellísimas como la del Capitel que posteriormente incorporó una torre albarrana, llamada de la Atalaya. Se conoce popularmente como torre Espantaperros y es una joya única en Al-Ándalus tanto por su construcción arquitectónica como por servir de modelo para otras posteriores. Dentro del recinto amurallado construyeron también muchas viviendas, baños públicos, Zocos (mercado), jardines con gran diversidad de plantas tanto autóctonas como llegadas de tierras musulmanas (entre las que destacaban las palmeras), grandes fuentes, albercas, norias y canales para el agua, palacios sobrios pero de una gran belleza tanto en el estilo arquitectónico como en las decoraciones de techos y paredes y en los que los salones con sus cúpulas rodeaban al palacio. A su alrededor los olivos desplegaban sus claros verdores y se construyó una mezquita para la oración de los musulmanes que respetaron las ideas de otras personas a las que dejaron seguir creyendo en sus religiones y vivir en la misma ciudad. La mezcla de culturas, de razas y creencias era común en Batalyaws. Así Ibn Marwân de procedencia cristiana y musulmana y su adorada princesa Judith de rito judío convivieron junto a otros en el respeto y la tolerancia mutua.
            Ibn Marwân y Judith fueron muy felices en Batalyaws y sus hijos y los hijos de sus hijos quedaron a vivir para siempre en la ciudad.
            Batalyaws se convirtió, bajo la dinastía Aftásida, en reino Taifa –Reino Aftasí- independiente, siendo uno de los más extensos y poderosos de la península. Llegando a pertenecerle territorios de la que se denominó Extremadura y otros limítrofes a ella hasta llegar al océano Atlántico en la antigua Lusitania de los romanos. En sus territorios se cultivaban los cereales que eran considerados los más favorables de Al-Ándalus. Sabemos de sus viñedos y de los pastizales de las vegas del río, excelentes para el ganado.
            Durante el reino Aftasí destacan también el cultivo de las letras, las ciencias y las artes, reuniéndose en su corte gran número de sabios, poetas, filósofos y literatos. Existiendo una gran biblioteca en la alcazaba y escribiéndose aquí, bajo el mandato del rey Al-Mudaffar, la mayor enciclopedia de Ciencias y Arte escrita por los musulmanes en Al-Ándalus.
             En el año 1086 las tropas musulmanas derrotan en la batalla de al- Zallâqa (Sagrajas), en los alrededores de Badajoz a Alfonso VI de Castilla; hecho decisivo para el retraso de la reconquista cristiana.                      
            En aquellos momentos de grandeza en los que el tiempo bajo el terso cielo, alto y azul, parecía haberse detenido siempre, 
Los poetas cantaron a Batalyaws:

“Batalyaws ¡la ausencia no hará que te olvide!
¡Qué bellos son tus valles y las colinas de tus alrededores!
Te rodea una arboleda
que las aguas del río que la recorre convierten en un vestido verde de
rayas plateadas”.



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