- ¿Qué quiere el Gobierno de Cataluña?
Que los catalanes puedan votar en un referéndum si siguen formando parte de España u optan por independizarse. La pregunta de la convocatoria será: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
- ¿Qué quiere el Gobierno de España?
Que nada cambie y que Cataluña siga formando parte de España.
- ¿Por qué Cataluña se quiere ir de España?
Primero habría que ver si en el referéndum, en caso de que se celebrase de forma legal, vencería el Sí a la independencia. De hecho, algunas encuestas sugieren que ganarían los partidarios de que Cataluña permaneciera en España.
Los argumentos de los que abogan por la independencia se basan en la teoría de que Cataluña aporta económicamente más a España que lo que España da a Cataluña, hasta el punto de que uno de los eslóganes que más han triunfado los últimos años es "España nos roba".
También aducen, con razón, que Cataluña es una nación histórica, con un cultura y un idioma propio, y que la voluntad de independendizarse no es un capricho de última hora, sino que hay que remontarse a un siglo para encontrar su origen.
- Entonces, ¿van a votar el domingo?
El Gobierno de la Generalitat de Cataluña, presidido por Carles Puigdemont, ha convocado un referéndum para este domingo 1 de Octubre. El problema es que ese referéndum no es legal: la Constitución española no contempla la autodeterminación de un territorio español, y sólo una modificación de la Constitución española podría permitir la convocatoria de referéndum en el que se plantease la ruptura de la unidad de España. El Gobierno ha dicho miles de veces que nunca, jamás, cambiará la Constitución para abrir la puerta a la independencia de un territorio español.
Aun así, el Gobierno catalán sigue adelante, aunque haya retorcido la ley a su conveniencia para llegar hasta aquí y la siga retorciendo en el futuro, y asegura que el domingo los catalanes podrán votar si quieren independizare, "le guste o no" al resto de España.
- Pero si es ilegal, ¿cómo van a votar?
Ese es uno de los grandes problemas. El gran problema, de hecho. Al estar prohibido legalmente, el referéndum no cumple la regla básica que se requiere en una votación tan trascendental como esta. En las últimas semanas el calificativo de surrealista se ha quedado corto para definir la situación en Cataluña respecto al referéndum. Porque a la hora de votar se necesitan, sí o sí, garantías que permitan que la votación se lleve a cabo. Algo tan simple, para empezar, como unas papeletas, unas urnas y un censo electoral (registro de personas con derecho a voto).
Pues bien, a unas horas del 1 de Octubre, nadie sabe si hay papeletas electorales disponibles. El pasado 20 de septiembre la Guardia Civil se incautó de casi diez millones de papeletas preparadas para el referéndum. Desde el propio Gobierno de Cataluña se ha llamado a los votantes a que impriman sus papeletas en casa y las depositen en unas urnas... que nadie sabe dónde están.
Exacto, tampoco se tiene nada claro la ubicación de las urnas: el Gobierno catalán asegura que las tiene escondidas para que el Gobierno no se las requise. Y promete que el domingo habrá urnas. El Gobierno español no tiene ninguna duda de que esas urnas existen, pero cree que están fuera de España porque si no ya las habría encontrado. Ya ha avisado de que en cuanto vea una sola urna la Guardia Civil la requisará. Es el juego del gato y el ratón elevado a un problema democrático de primer orden.
Por no tener, Cataluña no tendrá el domingo ni centros electorales en los que poder ejercer el voto. El Gobierno español ha dado la orden de precintar todos los colegios electorales donde es posible que se pueda votar. El 1 de octubre, por tanto, Cataluña amanecerá con colegios y centro de votación precintados y custodiados por las fuerzas del orden con el fin de que nadie pueda depositar una (inexistente) papeleta en una (inexistente por el momento) urna.
Tampoco hay un censo en el que se especifique el nombre de los ciudadanos que tienen derecho a voto y dónde deberán, teóricamemte, votar.
Lo dicho, surrealista.
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